En la vida vamos acumulando
experiencias, no necesariamente esas experiencias forman parte de
nuestro deseo de vida. Debemos de analizar, si como padres o como hijos
hemos aprendido a transmitir el verdadero amor.
Los hijos necesitan el amor de sus
padres, los padres necesitan del amor de sus hijos. Ahora, debemos de
preguntarnos: si como padres o como hijos hemos recibido o dado ese amor, un
amor, que debería de surgir de nuestros sentimientos hacia los demás. Es
aquí donde padres e hijos, pueden ver más allá del afecto sanguíneo, pero es
un amor real, obligado o adquirido. Hoy vemos hijos huérfanos y padres
sin hijos. Hoy hemos aprendido que como padres o hijos la vida nos cambia. Hoy hemos aprendido que una madre a través de un
hijo puede poblar el mundo entero, pero sí solo procrear es una labor
titánica, aún más, es su continuidad. No puede existir hijos sin
padres, ni pueden existir hijos sin madres. Si somos hijos dónde están
nuestros padres, y somos padres, donde están nuestros hijos. La vida te
da y te quita. El amor perdura a través del tiempo, hoy solo vivimos por
los recuerdos, hoy la vida tiene aún más sentido, si la
compartimos con todos los demás.
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